La procesión del Viernes Santo simboliza la muerte de Jesús y su entierro. La procesión comenzó con el descolgamiento de la imagen de Jesús de la cruz, momento en el que se representó la dolorosa escena de la muerte del hijo de Dios y la emotiva ceremonia en la que se depositó la imagen del Cristo en su sepultura, frente a la iglesia de Santa Maria la Major.
La imagen del Cristo en el sepulcro fue acompañada por cientos de fieles que recorrieron las calles del centro de Inca en un ambiente de recogimiento y respeto. Los penitentes, vestidos con túnicas y capirotes, acompañaron la imagen de Jesús con oraciones y cánticos religiosos, representando la devoción de la comunidad cristiana.
La música, como en otras procesiones, ha sido un elemento destacado de la ceremonia, con la Unió Musical Inquera acompañando el paso de la imagen del Cristo, así como las de las demás imágenes que participaron en la procesión.
La Semana Santa es una época de especial significado para los creyentes de todo el mundo, y en Inca se vive con gran intensidad. La procesión del Viernes Santo es una muestra más de la tradición y la devoción que caracterizan a esta ciudad y a sus gentes, que cada año renuevan su compromiso con la fe y la espiritualidad.
