El Dijous Bo se despide con resultados muy positivos

Un año más, se puede constatar una certeza: que el tercer jueves de noviembre es ‘Bo’, con mayúsculas; es un Dijous Bo, al menos en Inca. A pesar de que le pongan problemas; a pesar de la crisis, a pesar de la huelga de tren, la huelga general, la posibilidad de lluvia… A pesar de todos los contratiempos, el Dijous Bo vuelve a demostrar, año tras año, porque se llama la “Festa de ses Festes”.

Este año no podía ser menos. Los primeros datos apuntan a unas cifras de asistentes parecidas a años precedentes. Como particularidades negativas, parece que la amenaza de lluvia y, sobre todo, la huelga de los Servicios Ferroviarios de Mallorca, han podido afectar al número de visitantes. Sin embargo, y como contrapartida, las fuerzas de seguridad han puesto en marcha un nuevo dispositivo de aparcamiento, que ha permitido agilizar el tráfico en el centro de la ciudad y ha hecho que la gente se pueda acercar al centro de la feria.

Las cifras de ventas todavía no se han dado a conocer, pero los comerciantes consultados han valorado positivamente, al menos, la cantidad de gente en las calles. Para los comerciantes, ha sido necesario un ejercicio de optimismo, de cara a mostrar entusiasmo y una sonrisa; y a veces el éxito, como todos sabemos, está en aguantar el embate hasta que lleguen tiempo mejores. También el pregonero, Joan Monse, es un ejemplo perfecto del optimismo que tenemos que tener, y seguro que no ha sido casual que nos trasladase sus reflexiones. Este trabajo bien hecho tendrá, a buen seguro, su recompensa. Los inquers han vuelto a demostrar que son grandes comerciantes y grandes emprendedores, como decía el alcalde Torres, y han dado la bienvenida a los miles de visitantes que han podido tomar parte de esta fiesta, la más nuestra.

Durante estos días hemos disfrutado del mejor comercio, de espectáculos de todo tipo, de animales, de deportes y de arte, de todas las tradiciones milenarias de Inca y de Mallorca, pero por encima de todo, hemos disfrutado del que, sin duda, se ha convertido por derecho propio en uno de los acontecimientos sociales y culturales más relevantes de Mallorca.

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