El mejor exponente de las tradiciones mallorquinas

Si hay una feria que escenifique las tradiciones mallorquinas, esa es el Dijous Bo. El visitante podrá encontrar todos los productos típicos de la isla, pero también actividades que rememoran el pasado. Su filosofía es potenciar todo lo nuestro y, al tratarse de la feria de referencia de Mallorca, es el exponente más representativo de sus costumbres.

El mercado payés es el centro neurálgico del Dijous Bo. Y como una feria de origen rural debe ser fiel reflejo de lo que la tierra produce o los animales que sustenta, el visitante puede encontrar desde una exhibición de razas autóctonas, con el porc negre como indiscutible seña de identidad, a los productos típicos de la gastronomía rural como botifarrons o sobrasada. Lógicamente tampoco faltarán, si hablamos de productos de alimentación, las conocidas galletas de Inca, la no menos popular ensaimada o los típicos turrones.

Pero hay más, mucho más. En el Dijous Bo o en las ferias que le preceden podemos encontrar desde buñuelos a exquisitos vinos mallorquines, pasando por la cerveza elaborada de forma artesanal o el mejor aceite. Muestras de lo que Mallorca produce y que la gran cita de Inca expone a la vista de sus muchos visitantes.

La industria zapatera o cualquier objeto elaborado en piel tampoco pueden faltar en la feria de una ciudad en la que esta industria juega un papel estelar en el sector económico. La reivindicación de su historia a través de muestras de diversa índole incluye también, por ejemplo, la cerámica o una actividad que nos retrotrae muy lejos en el tiempo: el tiro con honda.

El tir de fona va estrechamente vinculado al archipiélago. Y quizá haya pocas actividades, entre las muchas del extenso programa del Dijous Bo, que sea tan propia de la tierra, que rememore un pasado que dejó una huella indeleble gracias a los legendarios honderos baleares.

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